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sábado, 20 de febrero de 2010

Un comentario sobre Aguilera Garramuño

EL IMPERIO DE LAS MUJERES
Cuentos EN LUGAR DE hacer el amor


No se espere de mi, un afanoso lector interesado y humilde editor, el análisis literario del nuevo libro de mi amigo Marco Tulio Aguilera, El Imperio de las Mujeres o Cuentos EN LUGAR DE hacer el amor; mi participación --jubilosa por cierto-- al lado dos distinguidos universitarios y del propio autor, es resultado más bien de la amable e inmerecida distinción que Marco Tulio tiene para uno de sus más necios seguidores, invitándome a celebrar juntos el nacimiento de este libro.

El Imperio de las Mujeres, hay que decirlo, es el tercero y último, al parecer, de la serie de libros que comenzó con Cuentos para DESPUES de hacer el AMOR, editado por Punto de Lectura, España, 2005, y dónde apareció, junto a otros 14 cuentos, un relato que me llenó de asombro. Se trata de la divertida historia llamada “Amor contra natura”, que unió en el universo de la literatura erótica y supernatural a un rinoceronte –enfermo de nostalgia y de amor– con una recia pero virgen y graciosa doncella-helicóptero.

La serie siguió con un nuevo libro, Cuentos para ANTES de hacer el amor, editado por Alfaguara en Colombia y por Ediciones de Educación y Cultura en México en 2007, agrupando 12 nuevos cuentos, todos ellos piezas finas que refrendan la calidad y maestría de uno de los más destacados narradores latinoamericanos realmente existentes.

Fue publicando este segundo libro de su saga amorosa como conocí a Marco Tulio Aguilera Garramuño, por intermediación de otro común amigo del medio literario y editorial, Jorge Abascal, quien se hizo cargo para nuestra empresa de la serie “Íntimos”, donde se incluyen los libros de referencia. Antes de eso, sólo tenía noticia de Aguilera Garramuño, por la lectura de un cuento sobre el Quijote (“De cómo pende la verdad más íntima del Ingenioso Hidalgo de un pelo de camello”) que escribió para un libro colectivo, con el que EEyC conmemoró el 400 Aniversario de la publicación de la primera parte de El Quijote de la Mancha.

Me sorprendió en aquel cuento el jocoso manejo por parte de Marco Tulio del lenguaje cervantino, que combinaba con un juego de atmósferas y ocurrencias borgianas, dando como resultado una curiosa e irreverente narración que les invito a leer. En el cuento de marras, tuve primer conocimiento de la narrativa erótica de Aguilera Garramuño, cierto que allí cobraba un tono por demás divertido. He aquí un pasaje del relato:

"Y estas letras decían, ni más ni menos, que a don Alonso de Quijano no se le había secado seso alguno por leer libros de caballerías, sino que el leer tales embelecos era más bien la consecuencia de otra sinrazón, contra la cual no hay santos ni aves marías ni rosarios que valgan y no son otra cosa sino los apuros del cuerpo que llegado a determinada edad, necesita tanto y tantísimo, hasta las noches en blanco, de las delusiones del amor que dan las dulcineas con perfumes de azaleas, manzanilla, hierbabuena y frestán, como de las efusiones del corpóreo cuerpo, que se dan, es claro, no sólo con los jolgorios de jóvenes y mozas y en los legítimos connubios de esposas y esposos, sino en los mismos frailes y monjas, incluso en los santísimos, que siendo píos, si pueden esquivarse de los juegos de manos, no pueden evadir las trampas que el diablo pone en sueños, pues bien se sabe, sueña el pobre y sueña el rico y sueñan los que no tienen el tener y los que mucho poseen sueñan el carecer."(1)

Traje ese pasaje a colación no sólo porque, como he dicho, me recuerda mi primer contacto con la narrativa de Aguilera Garramuño, sino porque pone de manifiesto también, en qué medida su prosa, sus relatos y sus juegos literarios están siempre concebidos, de una manera u otra, desde su mirador erótico, desde ese exquisito divagar amoroso que nuestro autor sabe incorporar como pocos a su trabajo literario.

Llegaron después a mis manos otros libros, con dedicatoria personal del propio Marco Tulio, de aquellos textos tempraneros (para usar un calificativo erótico de nuestro medio) que iniciaron la fama de nuestro escritor: Mujeres amadas, en las dos ediciones de la Universidad Veracruzana, 1988 y 1996; y Los placeres perdidos, EDAMEX, México, 1990. Esta última obra tiene su primera edición por Fundación Tierra de Promisión, Colombia 1989, cuando ganó la I Bienal de novela “José Eustacio Rivera” en febrero de 1988. Lo se porque tal edición la vi celosamente guardada en el escritorio de nuestro editor en jefe Enrique de Jesús Pimentel.

Una vez descubierto por mi parte ese perfil estilístico de Marco Tulio, y habiéndome deleitado también con sus Cuentos para DESPUES de hacer el AMOR que el propio Abascal me hizo llegar, la propuesta que se nos planteó de editar los Cuentos para ANTES de hacer el amor fue acepotada sin dilación alguna. Había incluso que prepararle una bienvenida a nuestra editorial con la producción de un libro de lujo, que correspondiese con la calidad literaria del autor. Ciertamente tuvimos un feliz resultado, la edición mexicana de esa obra fue bien elogiada: ¡forma fue fondo! Ahora contábamos, en tanto que editores, con un libro propio (“nuestro libro”, como nos lo adjudica el generoso autor) para ofrecerle al lector mexicano la posibilidad de seguir escudriñando en el universo lúdico y erótico de Aguilera Garramuño. Sólo habrá que agregar al respecto que esta Feria Internacional del Libro Universitario, en 2008, fue escenario también para la presentación de aquel libro.

Pero Marco Tulio es incansable y ¡qué bueno! Además de seguir afinando hasta la saciedad su gran novela Historia de todas las cosas, esa que ya como leyenda anunciada tiene casi vida propia y que esperamos que pronto encuentre al feliz editor; además de dedicarle ratos de su vida, por aquí y por allá, a la formación de nuevos escritores; además de desplegarse cuanto puede como filoso lector, traductor, ensayista, crítico y bloguero literario, también nos ha entregado esta nueva producción de cuentos, cuya presentación hoy nos congrega: El Imperio de las Mujeres o Cuentos EN LUGAR DE hacer el amor.(2)

Ya se han dicho y seguirán diciéndose muchas cosas alrededor de la manera de tratar los temas amorosos y eróticos por parte de Aguilera Garramuño, de su forma abierta y clara, sin complejos; de sus formas delicadas a veces y entusiastas otras; de su ingenio y finura. Ello hace de las obras eróticas de nuestro autor una literatura relevante, de oficio consagrado. Pero Marco Tulio sabe que otras pasiones se mezclan también en la vida de hombres y mujeres, que sacuden sus sentidos, alteran sus almas y las disponen o predisponen para el acto amoroso.

Esos soplos del carácter o del genio humano están allí presentes, en sus cuentos, en los personajes que crea con trazos precisos. Pienso por ejemplo en los arrebatos de vanidad o de orgullo que describen a un escritor, cuya búsqueda de la fama obnubila todos sus actos; o las cimas del absurdo que pueden alcanzar personajes mediocres. En fin hay una veta psicológica muy lograda y madura en los relatos de nuestro autor que determinan la calidad, verosimilitud y riqueza de sus narraciones. Este conjunto de recursos literarios, convertidos en voces, personajes y tramas cuentísticas excepcionales, está abundantemente presente, para quién lo desee disfrutar, en El imperio de las mujeres del inefable Marco Tulio Aguilera Garramuño.

Hombre de variado origen, migrante involuntario, alma latina y vecino de estas tierras jalapeñas, Marco Tulio ha ganado fama, imponiendo el valor de sus letras a golpe de lanza, artículos, libros, blogs, en un medio tan excluyente y caprichoso como el literario. En ese dificilísimo mundo de los premios-cocinados-al-gusto y de las best-selleridades predeterminadas y bestiales, que el propio Marco Tulio ha descrito con detalle en algunas de sus célebres ficciones, en sus escritos críticos o combatiendo en el ciberespacio.

¿A qué responde esta máquina incansable llamada Aguilera Garramuño? ¿Con qué combustible se alimenta esta irrefrenable fábrica de ficciones? (Sabemos que hoy mismo se presentará también su libro Maelström el agujero negro). Creo que una respuesta compleja sólo la tienen los veracruzanos, que han vivido mucho tiempo cerca de Aguilera Garramuño. Pero aceptemos al menos que esa fuerza inmarcesible, que sostiene el alma de nuestro autor sólo puede llamarse amor propio. Un orgullo que con el talento y oficio de Marco Tulio produce literatura de la más pura cepa, del mejor linaje latinoamericano.

No abundaré más sobre la vida y obra de nuestro autor, otros lo conocen mejor que yo, le han destinado un tiempo de estudio a profundidad, como Peter Broad, aquí presente, biógrafo y traductor al inglés de las obras de Aguilera Garramuño, o Raúl Arias, rector de esta gran Universidad Veracruzana, cuya comunidad debe sentirse muy complacida de contar en sus filas con un destacado escritor como Marco Tulio. A ellos dejaremos ahora la palabra.

¡Muchas gracias por su presencia y atención!


Xalapa, Ver., 12 de septiembre de 2009

1 Marco Tulio Aguilera G. “De cómo pende la verdad más íntima del Ingenioso Hidalgo de un pelo de camello”. En De Claro en Claro, Cuentos sobre el Quijote. Ediciones de Educación y Cultura, Colección Íntimos. México. 2005, pp. 23 y 24.
2 El Imperio de las Mujeres. Cuentos en lugar de hacer el amor, Ediciones de Educación y Cultura. Colección Íntimos, México, 2009. 237 págs.

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